Bartolomé
Esteban Murillo
(Sevilla, 1617 – 3 de abril de 1682) fue un pintor barroco español. Formado en
el naturalismo tardío evolucionó hacia fórmulas propias del barroco pleno, con
una sensibilidad que a veces anticipa el Rococó en algunas de sus más
peculiares e imitadas creaciones iconográficas como la Inmaculada Concepción
o el Buen Pastor. Figura central de la escuela Sevillana, con un elevado
número de discípulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado
el siglo XVIII, fue también el pintor español mejor conocido y más apreciado
fuera de España, el único del que Sandrart incluyó una breve y fabulada
biografía en su Academia Picture eruditae de 1683 con el Autorretrato
del pintor grabado por Richard Collin. El grueso de su producción está formado
por obras de carácter religioso debido a que su clientela era en mayor medida
eclesiástica, pero a diferencia de los restantes grandes maestros españoles
cultivó también la pintura de género de forma continuada e independiente.
ALGUNAS DE
SUS OBRAS:
Se
conservan cuatro Magdalenas penitentes de Murillo, supuestamente
pintadas entre 1640 y 1655. En las cuatro aparece un ungüentario de cerámica,
junto a la calavera y el libro de oraciones. Las dos primeras copian el grabado
de Swanenburg (h1609), a partir de un modelo de Abraham Bloemaert, como ocurre
con ésta de la
Galería Matthiesen.
Selección de Miriam Sánchez.
DIEGO VELÁZQUEZ
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla, el 5 de junio de 1599 en []Madrid y murió el 6 de agosto de 1660. Más conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. La presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.
Su catálogo consta de unas 120 o 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850.[] Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido».
La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla, el 5 de junio de 1599 en []Madrid y murió el 6 de agosto de 1660. Más conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. La presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.
Su catálogo consta de unas 120 o 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850.[] Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido».
La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.
Algunas de sus obras:
Vieja friendo huevos
Las meninas
La
rendición de Breda
Selección de Nuria Bernal